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Libro editado por PLAZA & JANES - Barcelona - Número de páginas 147 - LIBRO LEÍDO

Su obra poética presenta varias etapas: pura, surrealista, antropocéntrica y de vejez. Además este personaje nos muestra el verdadero rostro de las personas en sus diversos poemas como el de «vinieras y te fueras dulcemente».

Poesía pura

Su primer libro, Ámbito, compuesto entre 1924 y 1927 y publicado en Málaga en 1928, es la obra de un poeta incipiente, que aún no ha encontrado su propia voz. Predomina el verso corto asonantado y la estética de la poesía pura juanramoniana y guilleniana, además de ecos ultraístas y de la poesía clásica española del Siglo de Oro, en especial Fray Luis de León y Góngora.

Poesía surrealista

En los años siguientes, entre 1928 y 1932, se produce un cambio radical en su concepción poética. Inspirado por los precursores del surrealismo (en especial por Arthur Rimbaud y Lautréamont) y por Freud, adopta como forma de expresión el poema en prosa (Pasión de la Tierra, de 1935), el verso libre, y procedimientos plenamente surrealistas como el versículo y la imagen visionaria (Espadas como labios, de 1932; La destrucción o el amor, de 1935, Sombra del Paraíso, de 1944). La estética de estos poemarios es irracionalista, y la expresión se acerca a la escritura automática, aunque sin aceptar la misma como dogma de fe. En línea con el surrealismo, el poeta no asume tradición alguna, ni siquiera la métrica, y se libera, de suerte que incluso su amigo Luis Cernuda pudo decir: "Su verso no se parece a nada". Y en efecto su estilo aporta novedades estilísticas inéditas como el símil inverso (Espadas como labios) o el nexo disyuntivo equivalente (La destrucción o el amor), la hipérbole suma, el símbolo onírico no codificado, enriqueciendo definitivamente las posibilidades estilísticas de la lengua poética española, como en un tiempo pasado hicieron Garcilaso, Góngora y Rubén Darío, cada uno de ellos un gran renovador del lenguaje lírico. El poeta celebra el amor como fuerza natural ingobernable, que destruye todas las limitaciones del ser humano, y critica los convencionalismos con que la sociedad intenta apresarlo. Su estética es materialista y de un pesimismo cósmico, al contrario que el optimismo de Jorge Guillén; asume la mortalidad del individuo como una fusión en la naturaleza una forma profundamente humana.

Diálogos del conocimiento - Vicente Aleixandre ISBN 8401809339

$27.000
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Su obra poética presenta varias etapas: pura, surrealista, antropocéntrica y de vejez. Además este personaje nos muestra el verdadero rostro de las personas en sus diversos poemas como el de «vinieras y te fueras dulcemente».

Poesía pura

Su primer libro, Ámbito, compuesto entre 1924 y 1927 y publicado en Málaga en 1928, es la obra de un poeta incipiente, que aún no ha encontrado su propia voz. Predomina el verso corto asonantado y la estética de la poesía pura juanramoniana y guilleniana, además de ecos ultraístas y de la poesía clásica española del Siglo de Oro, en especial Fray Luis de León y Góngora.

Poesía surrealista

En los años siguientes, entre 1928 y 1932, se produce un cambio radical en su concepción poética. Inspirado por los precursores del surrealismo (en especial por Arthur Rimbaud y Lautréamont) y por Freud, adopta como forma de expresión el poema en prosa (Pasión de la Tierra, de 1935), el verso libre, y procedimientos plenamente surrealistas como el versículo y la imagen visionaria (Espadas como labios, de 1932; La destrucción o el amor, de 1935, Sombra del Paraíso, de 1944). La estética de estos poemarios es irracionalista, y la expresión se acerca a la escritura automática, aunque sin aceptar la misma como dogma de fe. En línea con el surrealismo, el poeta no asume tradición alguna, ni siquiera la métrica, y se libera, de suerte que incluso su amigo Luis Cernuda pudo decir: "Su verso no se parece a nada". Y en efecto su estilo aporta novedades estilísticas inéditas como el símil inverso (Espadas como labios) o el nexo disyuntivo equivalente (La destrucción o el amor), la hipérbole suma, el símbolo onírico no codificado, enriqueciendo definitivamente las posibilidades estilísticas de la lengua poética española, como en un tiempo pasado hicieron Garcilaso, Góngora y Rubén Darío, cada uno de ellos un gran renovador del lenguaje lírico. El poeta celebra el amor como fuerza natural ingobernable, que destruye todas las limitaciones del ser humano, y critica los convencionalismos con que la sociedad intenta apresarlo. Su estética es materialista y de un pesimismo cósmico, al contrario que el optimismo de Jorge Guillén; asume la mortalidad del individuo como una fusión en la naturaleza una forma profundamente humana.